Justicia Poética (o: eso te pasa por pelotudo)

Tomé la costera a la mañana. Vacía estaba... Mejor. No me gusta viajar parado en la costera.
Tenía que ir a Munro. Me bajo en el puente de Boulogne. Subo al tren.
Contrariando los consejos de los expertos en estupideces, me quedo en el sector de puertas, pero del lado de la puerta cerrada (es decir, del lado contrario del andén).
En el tren hay canas. Los canas esos que se dedican a cagar a pedos a los que están cerca de las puertas y se fijan que nadi se asome cuando la formación se encuentra rodando...
Cuando se va, dos tipos, que estaban del lado contrario al mío, abren la puerta y se sientan en los escalones. Uno (que tenía una mochila) saca un cigarrillo y se pone a fumar.
Yo miraba.
No soy botón... Pero después se quejan cuando pasa algo. Siempre es igual...
El de la mochila se paraba para dejar pasar a la gente. Cada vez que lo hacía, corría la mochila de lugar.
Llegando a Munro, ocurrió... La mochila se fue a la mierda... Se cayó del tren.
No podía aguantar la risa. Me fui a otro vagón.
Cuando bajo, veo al pobre pibe pasar corriendo, medio desesperado, apuntando a los matorrales testigos del aterrizaje.
Decir que me dio lástima, es mentir.
Decir que pensé álgo así como: "eso te pasa por pelotudo", es decir poco.
Una lástima no haber sacado una foto de su cara mientras contemplaba la caída.

Mientras tanto, en Buenos Aires, una nueva hora comienza...