viernes, 30 de mayo de 2008

Pelotudos éramos los de antes (una visión apocalíptica acerca de la juventud, que justifica, en cierto modo, el exterminio total de la raza humana)



Cuando trabajaba en el cyber tenía largos momentos de nada. Cuando ya no había nada para postear, nadie en el msn, los juegos me tenían podrido y ya nada me interesaba ver en interness, a la trastornada mente que poseo se le daba por analizar el mundo... Y siempre salía para el culo...
Ya en esa época (y más ahora) sufría del "mal del viejo resentido": esa extraña patología que hacía que nuestros abuelos despotricaran contra la licuadora, por considerarla un engendro del mismo Lucifer, y repitieran que su época de juventud fue, es y será mejor a todas las que pasaron, y estén por venir.
Pero lo mío no pasaba por el lado de la tecnología. Ni siquiera por el de la conducta. Yo veía (y veo) una degeneración en el carácter y valores de los videojugadores... Después de todo, estaba en un cyber... Y recuerden que avisé que los análisis no salían bien...
La humanidad ha tenido formas de inculcar conductas y valores, y de distenderse, representarse y reírse de sí misma a lo largo del tiempo: las pinturas en las cuevas; la mitología griega y sus formas de expresar los cambios políticos, jurídicos y sociales; la literatura en general; el teatro, y las nuevas formas de verlo (el cine y la televisión); etc.
Pero la mía es la generación del videojuego.
Mi generación no sólo leía, veía tele, iba al cine y demás. También creció junto a unos aparatitos que hacían ruidito y que a las maestras les gustaba confiscar en los recreos. Veía a un cuadrado disparle un cuadradito a otro cuadrado más grande en el televisor, comandados por unas palancas horribles que tenían un botón en la punta, y que nos hacían creer que éramos Rick Hunter o Maverick, a punto de liberar al mundo de algún hijo de puta en avión.
Fuimos creciendo, y los videojuegos crecieron con nosotros.
De los "Game & Watch" de Nintendo y los juegos de Casio, pasamos al Coleco. Del Coleco pasamos al Family. Luego llegó el "Genesis" de Sega. Algún amigo lo tenía... Pero había algo más...
Era caro. No tenía tantos juegos. No era fácil de alquilar. Imposible de comprar.
Pero tenía conversiones de los "fichines". Se rumoreaba la existencia del "Street Fighter". Alguno dijo haberlo visto. Se sabía, eso si, que el "Final Fight" había sido lanzado casi en simultáneo con la consola. Tenía el "Super Mario World"...
Mi generación inauguró la última década del siglo pasado con el "Super Nintendo".
Con el tiempo pudimos comprarla. Era la felicidad en caja grande.

No éramos nerds. Salíamos a bailar. Andábamos con minas. Boludeábamos por ahí todo el tiempo. Odiábamos la escuela.
Pero, de vez en cuando, "sacrificábamos" un fin de semana para jugar. Uno ponía la casa. Otro la bebida. Otro la comida. Todos íbamos a alquilar los juegos. Y todos íbamos a devolverlos. En otro fin de semana las obligaciones rotaban.
Tomábamos nota de los avances y progresos. Comparábamos notas de juegos. Algunos llegaron a extremos impensados (un amigo mío conoce cada uno de los caracteres del japonés sin entender un corno lo que dicen). Yo desarrollé un gusto particular por la literatura fantástica y de terror.
Todos jugábamos. Éramos un gran equipo. Pero solo uno comandaba. El puesto rotaba en períodos de tiempo más o menos regulares. Los demás preparaban café. Traían facturas o pedían pizza. Anotaban la dirección tomada por el jugador respecto de un mapa elaborado por nosotros. Algunos dormían, porque existían juegos que debían jugarse de un tiro, ya que no era una opción devolverlo y perder los avances al no contar con un sistema de passwords.
Y así, todos visitamos un mundo de caños y pisamos tortugas con un plomero italiano para salvar a una princesa cachetona (Super Mario); Fuimos a un planeta extraño para rescatar a un bicho horripitufante, con una mina de traje amarillo y rojo que se hacía bolita (Super Metroid); Salvamos al mundo de una invasion extraterrestre con un grupo comando (Contra); Aprendimos a volar todo tipo de aparatos, para poder hacernos con el mando de un AH-64 Apache (Pilotwings); Corrimos en mil circuitos, solo por el placer de manejar un deportivo (Top Gear); Nos metimos en un quilombo sin saber como, y tal vez menos sepamos como salir (Flashback; Out of this World); Nos cagamos a trompadas en las calles del mundo una y mil veces, con tipos bastante jodidos, para vengar la muerte de algún ser querido (Street Fighter); Volvimos a nuestro planeta a recuperar el trono de nuestra familia y, de paso, hacer mierda al guacho que esclavizó a nuestra gente (Blackthorne); Rescatamos a la argolluda princesa de la tierra de Hyrule de las garras de un tipo mal parido, para no ganar absolutamente nada más que el placer de las buenas acciones (The legend of Zelda: A link to the past); Recorrimos un castillo en la Transilvania del siglo XVIII para salvar al mundo del azote de Drácula, no porque quisiéramos, sino porque es la maldición y el destino trágico de la familia Belmont (Super Castlevania IV); Vinimos desde el cielo a luchar por la humanidad en la aventura más jodida que pueda tener un ángel (Actraiser 2); Atravesamos el sistema planetario Lylat en una nave que parecía un cono de papasfritas para matar a un mono superinteligente (Star Fox); Con horror descubrimos que los huesos del último castillo son los de nuestro padre, y vimos como el chanchito de nuestra mejor amiga se sacrifica en la hoguera para que una tribu no se muera de hambre y pueda darnos una pista que, al final, no nos servía para nada. En una de las sagas de juegos más interesantes y crueles que se hayan creado jamás (Heaven and Earth Saga II - Illusion of Gaia); Nos subimos a un robot gigante para defender nuestra soberanía sobre ciertos recursos naturales (Cybernator); Y muchísimas cosas más...
No se trataba de lo que queríamos ser. Nosotros fuimos, y somos, eso.Para defender a un amigo/a o lo que fuera, nos cagaríamos a trompadas con cualquiera: hombre, tortuga, Drácula o mono gigante. Liberaríamos principados. Descubriríamos nuevas tierras... Sabíamos que no era cierto, pero no importaba.
Y eso es lo que fuimos. Y en esto nos convertimos...
No como estos pendejos de mierda que se la pasan jugando al Counter Strike, gritando como locos, escupiendo, eructando y demás...
Carajo...




2 comentarios:

»ï« Lali dijo...

Enfermito!

»ï« Lali dijo...

Mi hermano se acordaba! http://www.mercadolibre.com.ar/jm/img?s=MLA&f=33251901_2116.jpg&v=O

Telemach se llama...y acepto tu oferta ;)